sábado, 4 de febrero de 2012

El crecimiento económico reduce la pobreza en Paraguay? Un breve análisis del periodo 2003-2010

En los últimos años se ha dado un debate interesante sobre los efectos de crecimiento económico en el bienestar. La percepción popular es que el crecimiento macroeconómico, que se traduce en una mejora de los ingresos, no se refleja en una reducción del número de pobres.
En el periodo 2003-2010, el crecimiento económico promedió el 4.9%, lo que implica un crecimiento acumulado del 40%. Mientras, la pobreza se redujo en 1.9 puntos cada año en promedio, reduciéndose en todo el periodo un 9.36%. Esta aparente débil relación ilustra la problemática aludida en el debate público.
En realidad, en este trabajo se demuestra que el crecimiento económico si ha tenido un efecto positivo en la reducción de la pobreza.
En primer lugar, recuérdese que la pobreza se puede caracterizar como una situación de carencia de recursos (o ingresos), que no permite satisfacer (costear) una canasta de necesidades básicas (pobreza no extrema, o simplemente pobreza) y en un extremo no permite satisfacer necesidades de alimentación (pobreza extrema o indigencia).
La pobreza que se analizará en adelante es aquélla que se mide desde el punto de vista del ingreso (denominado como método indirecto o por líneas de pobreza) sin ahondar en la satisfacción de las necesidades básicas insatisfechas. La Dirección de Estadísticas, Encuestas y Censos (DGEEC), “define como población pobre a aquel conjunto de personas residentes en hogares cuyo nivel de bienestar (medido a través del ingreso) es inferior al costo de una canasta básica de consumo”. Esto significa que se calcula una línea de pobreza, para determinar de acuerdo al ingreso registrado por cada persona, si la misma se clasifica como pobre o no pobre. Para medir la magnitud de la pobreza se calculan relaciones o ratios entre el total de pobres y la población.
Por otro lado, el análisis formal explica los cambios en el ratio de pobreza (pobres dividido la población) como resultado de la influencia del crecimiento económico y la redistribución de la riqueza. La pobreza puede disminuir cuando la mayor producción (crecimiento) resulta en mejores ingresos y/o nuevas oportunidades de empleo. Entonces, el crecimiento puede ser “pro pobre” cuando ayuda a reducir la pobreza. Puede darse una situación en la cual la pobreza no disminuye con el crecimiento, como consecuencia probable de una estructura productiva que crece sin demandar más mano de obra.
Asimismo, la pobreza puede disminuir como consecuencia de una política pública de redistribución de ingresos, que aumenta los ingresos de dichos estratos. Por ejemplo, una política de transferencias, como los programas tipo “hambre cero” en Brasil o “Tekoporá” en Paraguay, pueden contribuir significativamente a la reducción de la pobreza.
En este sentido, en este trabajo se muestra una estimación de las contribuciones de cada una de estas variables (crecimiento y redistribución) en la variación de la pobreza, a través de lo que se conoce la técnica estadística de “descomposición de la pobreza en efectos crecimiento y distribución”, la cual es una metodología bastante empleada, producto del trabajo de Datt y Ravallion. (Para mayor información consultar: Datt, Gaurav y Ravallion, Martin (1992), "Growth and redistribution components of changes in poverty measures: A decomposition with applications to Brazil and India in the 1980s", Journal of Development Economics.)
En base a esta metodología, para calcular el efecto crecimiento se mantiene constante la distribución del ingreso del año base, en este caso el año 2003. Análogamente para calcular el efecto distribución se mantiene constante el ingreso del año 2003. El residuo resultante se considera como un efecto interacción entre ambas variables.
Mediante la aplicación de esta metodología, se puede ver en el cuadro anterior que el crecimiento ha tenido mayor predominancia en la explicación de la caída del 9.36% de la pobreza entre el 2003 y el 2010. Particularmente, un noventa por ciento del cambio en el ratio de pobreza (-8.34%) se explica exclusivamente por el efecto del crecimiento económico.
Mientras que para el mismo ratio de pobreza (no extrema) se puede ver el reducido impacto de la redistribución, lo cual muestra el carácter todavía reducido de la política social y de redistribución de ingresos en el país, a pesar de la expansión del programa “Tekoporá.”
Pero, en el caso del ratio de indigencia, no solamente se ha reducido menos la pobreza extrema, sino que el empeoramiento de la distribución de ingresos ha contrarrestado notablemente el efecto del crecimiento. El ratio de indigencia solo se redujo en 1.83%, lo cual fue gracias a que el crecimiento económico contribuyo con una reducción del 5.12%, que fue compensado por una mayor concentración de los ingresos (3.29%).
La indigencia se hubiese reducido en mayor proporción si la desigualdad se mantenía constante o mejoraba. Considerando que la pobreza extrema se concentra en el sector rural, esto es una señal de alerta para las políticas públicas. Igualmente, se debe reconocer que de no haber sido por el crecimiento económico, la pobreza extrema hubiera experimentado una suba.
Una vez más, el tema de la redistribución de ingresos en el área rural debe ser considerado como un pilar estratégico en los próximos años, en la tarea de disminuir la incidencia de la pobreza extrema. Aunque el crecimiento económico contribuya favorablemente a la reducción de la pobreza total y la indigencia, la desigualdad imperante termina erosionando esos efectos.
Por otro lado, este trabajo deja clara evidencia de la importancia del crecimiento económico para reducir la pobreza, lo cual pretende contribuir al debate y al cambio de la creencia popular. El hecho de que dicha relación sea relativamente débil, es decir, que resulte de una baja elasticidad, es consecuencia probable de un componente estructural importante en la pobreza.
En síntesis, se requieren políticas que promuevan un mayor y sostenido ritmo de crecimiento económico, acompañadas fuertemente de políticas redistributivas con el fin de capitalizar los resultados macroeconómicos positivos en la reducción de la pobreza.

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